Paul Temple es un agricultor británico que durante mucho tiempo ha hecho campañas contra los cultivos transgénicos a nivel europeo, un profesional del campo que pese a su activismo contra esta tecnología con el paso del tiempo ha cambiado de opinión al descubrir sus beneficios. En CropLife International han hablado con él para preguntarle sobre los motivos que le han llevado a apostar por una tecnología que tiempo atrás rechazaba, una entrevista que traducimos en este post.
¿Dónde y qué es lo que siembra?
Tenemos una granja en el norte de Inglaterra que llevo gestionando toda mi vida. En total la granga tiene 340 hectáreas y cultivo trigo, cebada, colza, guisantes, maíz y patatas
¿Es cierto que una vez ejerció presión contra los cultivos transgénicos?
Sí, luché activamente en los noventa para mantener los transgénicos fuera de Europa ya que pensaba que así estaba ayudando a nuestra competitividad. Pero pese a ello quería aprender y ser informado, así que realicé una evaluación de campo de semillas transgénicas para el gobierno entre 1999 y 2001.
¿Qué te hizo cambiar de opinión?
El ver los beneficios de primera mano me abrió la mente. Pude dejar las malas hierbas en el campo de cultivo durante el invierno en beneficio de la vida silvestre, el herbicida aplicado era más fácil de usar y menos agresivo, además del incremento productivo. Podría tolerar las malezas sabiendo que sería capaz de controlarlas de manera adecuada. Tres años después me sentí completamente informado y decidí compartir mi experiencia práctica cultivando transgénicos.
¿Entonces por qué no estás cultivas a día de hoy transgénicos?
Porque por ahora no hay cultivos transgénicos disponibles para mí en el Reino Unido ya que el único cultivo aprobado en la Unión Europea es el del maíz Bt, resistente a la plaga del taladro. Esta plaga no es un problema para nosotros en Reino Unido. Pero sin duda alguna si apostaría por los cultivos transgénicos si pudiera. A los agricultores británicos nos beneficiaría por ejemplo el maíz o colza resistente a herbicidas. Esto ayudaría a resolver los problemas de forma más sostenible.
¿Crees que la gente es consciente del potencial de los cultivos transgénicos?
No. La mayoría de las personas son felizmente inconscientes del problema, como el del pulgón en cereales en Reino Unido, por ejemplo. El pulgón causa daños importantes a los cultivos y origina la propagación de enfermedades, una situación que sólo podemos combatir con insecticidas químicos de amplio espectro. ¿Pero cómo sería si tuviéramos un mecanismo de defensa natural que repeliera el pulgón? La biotecnología ofrece esta solución, pero reconozco que antes de participar en el ensayo de campo para el gobierno no era consciente del potencial de esta tecnología ni en qué consistía.
Si son tantos los beneficios, ¿por qué la Unión Europea no apoya esta tecnología?
Es básicamente por su débil postura ante las organizaciones no gubernamentales (ONGs). El resultado es que las empresas con capacidad y experiencia para desarrollar productos biotecnológicos agrarios no van a invertir dinero en mejorar cultivos que después los políticos rechazarán a cada paso. Hay que contener la labor de las ONGs en esta materia ya que están actuando sin responsabilidad. También hay que transmitir a la sociedad que a día de hoy en consumidor europeo es totalmente dependiente de las importaciones de materias transgénicas.
¿Qué le dirías a las ONGs que luchan contra los transgénicos?
Las ONGs dicen que sólo los grandes agricultores y las grandes empresas se benefician de los transgénicos, pero no es verdad. De hecho hay más agricultores de países en vías en desarrollo que producen transgénicos en que en los países desarrollados, he conocido a muchos pequeños agricultores que siembran transgénicos.
¿Cómo podemos superar retraso europeo en biotecnología agraria?
Necesitamos educación para demostrar que la tecnología es sostenible tanto ambiental como económicamente. Por ejemplo, si la gente y los políticos supieran que alrededor del 90% de la carne que consumen es de animales alimentados con transgénicos serían conscientes de la importancia de esta tecnología que permite alimentos asequibles. Los agricultores necesitan ser educados también. En lugar de ser informados con PowerPoints llenos de gráficos que suben y bajan deberían que ver el éxito de la cosecha en el mismo como yo lo hice.
Asociación PRObio 
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